
9 años dándole
¿Sabes cuántas pesas teníamos cuando empezamos?
Ninguna.
Ni pesas, ni baños, ni camarines. Solo una bandera, nuestras poleras, y las ganas de cambiarle la vida a alguien con lo poco que teníamos.
Era 2016. Hacíamos clases en el Parque Forestal. A la intemperie. Con frío. Con lluvia, con barro, con sol. Como fuera. A veces con un alumno. Pero ahí estábamos. Porque creíamos en esto.
Lo hacemos porque lo amamos.
Mi mamá cosía zapatos en una fábrica. La mamá del Beto, madre soltera, trabajaba de asistente administrativa. Él de La Florida. Yo de Maipú. Sin contactos, sin pitutos, sin inversionistas. Solo nosotros.
Todo lo que ganábamos, lo reinvertíamos. Una pesa. Un elástico. Otro más. Y así, por años, nuestros ingresos eran casi nada. Pero cada clase era una inversión. En nosotros. En la gente. En el sueño.
¿Y sabes qué? La gente empezó a llegar. Porque no vendíamos músculos ni espejos. ofrecíamos una forma distinta de entrenar. Entrenar con sentido. Entrenar con comunidad. Entrenar con coraje.
Hoy tenemos 12 sedes y más de 4000 alumnos activos. Hoy esto es un equipo de más de 30 personas que todos los días se ponen la camiseta para ayudar a otros a superar sus límites. Coaches, administradores, operaciones, mantención, RRHH…
Cada uno cumple un rol fundamental.
Cada uno sostiene esta cultura que partió con una bandera, pero que hoy se vive en cada sede, en cada clase, en cada conversación con un alumno.
Pero te lo voy a decir como es:
No estamos satisfechos.
Nos falta estandarizar más. Nos falta mejorar cada sede. Nos falta subir el nivel. Porque sabemos que se puede mejorar. Y siempre se podrá mejorar.
Nosotros no vinimos a jugar a los gimnasios. Vinimos a cambiar vidas.
Y lo mejor de todo…
Es que recién estamos empezando.